Llego a casa borracha de ti.
O tal vez sea borracha por ti. O contra ti. O en ti.
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LLego a casa borracha de ti sin ti, eso seguro.
Miro por la ventana y la veo ahí, en mitad de la noche;
sola pero orgullosa, coño. Quien fuese luna.
Ya no le echo carreras a ver quién es más puta
-me gana siempre-
sólo me limito a ofrecerle el humo perdido ente caladas que
ascendente se entremezcla entre la noche.
Y aun así, pienso:
Sería más fácil fumarme un satélite que beberme tu ausencia.
(Esto no lo escribo yo,no me lo tengas en cuenta. Son las 2:00 de la mañana y a partir de aquí nunca pasa nada bueno).
Atentamente: la honradez que da un puñado de cervezas.
